Pestañas

lunes, 26 de mayo de 2014

El 80% de las decisiones médicas se toman con ayuda de la radiología, según la OMS






La mejor forma de conseguir la protección radiológica de un paciente es no prescribir una prueba que no esté sólidamente indicada.

Estos días se celebra en el Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo el 32.º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), que reúne en la capital del Principado, desde el 22 al 25 de mayo, a más de 2.000 especialistas, en la que es la cita bienal de la imagen médica más importante de España y América Latina. Al frente del congreso se encuentra la doctora Carmen Ayuso, presidenta de la SERAM y del congreso; el doctor José Luis del Cura, vicepresidente de la SERAM; la doctora Dulce Gómez, presidenta del Comité Científico y el doctor Pedro García, presidente del Comité Organizador Local.
Según ha manifestado la doctora Carmen Ayuso en el arranque del congreso, “el 80% de las decisiones médicas en los países desarrollados, según advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), se toman con la ayuda de la Radiología. Como consecuencia de ello y como suele ocurrir con cualquier desarrollo tecnológico, se ha venido generando una sobreutilización de las pruebas radiológicas en los diferentes escenarios clínicos, especialmente en la atención de las urgencias”, ha advertido la experta.
Exceso de pruebas radiológicas
Según ha apuntado la doctora Ayuso, “las agencias de evaluación de tecnología de todo el mundo, la propia OMS, así como los diferentes foros profesionales, nos alertan de que aproximadamente el 30% de las pruebas que se prescriben son ‘exploraciones de bajo rendimiento’, término acuñado para definir aquellos estudios que no aportan beneficio alguno para el diagnóstico o el tratamiento de la enfermedad”. En general “tenemos tendencia a valorar los indudables efectos beneficiosos de la Radiología pero nos olvidamos, con frecuencia, de que al igual que sucede con cualquier otra tecnología, existen también efectos adversos”.
El 80% de las pruebas de imagen que se realizan en el mundo utilizan radiaciones ionizantes
Según ha señalado la presidenta de la SERAM, “aproximadamente el 80% de las pruebas de imagen que se realizan en el mundo utilizan radiaciones ionizantes, en diferente medida, para la obtención de las exploraciones. Entre ellas, la tomografía computarizada (conocida también como TAC o escáner), constituye hoy en día la mayor fuente de exposición y representa hasta el 70% de la dosis de radiación proporcionada en el ámbito de la radiología diagnóstica”.
La radióloga ha explicado que “la evidencia científica existente en este momento nos aconseja aplicar el principio de cautela en el uso de las radiaciones ionizantes para fines médicos y, por dicho motivo, la Radiología está sometida a una estricta regulación internacional, como ninguna otra especialidad médica”.
Los equipos de más de 10 años no garantizan la reducción de radiación
La protección radiológica de los pacientes frente a las radiaciones producidas por determinadas actividades médicas, “es un proceso médico-legal, sólidamente controlado en todo el mundo y con un rico y variado soporte legislativo, que abarca desde las normas para que los médicos prescriban un estudio, aplicando rigurosamente el binomio riesgo/beneficio (justificación), a la manera de realizarlo por parte de radiólogos y técnicos (optimización) y, en fin, hasta las características y controles que deben tener los equipos productores de rayos X, con recomendaciones sobre la renovación del parque tecnológico, ya que los equipos de más de 10 años no pueden garantizar la calidad de las imágenes, la optimización de protocolos de reducción de dosis de radiación o rapidez en la adquisición de los estudios”.
“Los radiólogos repetimos, con frecuencia, que la mejor forma de conseguir la protección radiológica de un paciente es no prescribir una prueba que no esté sólidamente indicada”, ha manifestado la presidenta de la SERAM. No obstante lo anterior, “el mayor escollo para la aplicación del principio de justificación, en el contexto actual de la fascinación extrema por la tecnología, es cambiar los hábitos culturales tanto de médicos como de pacientes”
Perjuicio al sistema sanitario
Pero el abuso de las pruebas radiológicas no solo puede tener un efecto adverso sobre la salud de los pacientes sino que, además, “puede influir de forma negativa en otros aspectos de la asistencia sanitaria”. Aplicando el porcentaje de pruebas innecesarias, “estimado en un 30% del total), se podría concluir que en España, con casi 30 millones de estudios radiológicos/año, se mal utilizan entre 300 y 400 millones de euros”. Además, “al prescribirse más estudios de los necesarios, se supera con facilidad la capacidad de los equipos radiológicos, con lo que las demoras se incrementan, incluso en detrimento de pacientes con mayor necesidad. Es lo que conocemos como coste de oportunidad”. Por último, “también pude verse alterado el propio acto médico que, en la actualidad se está tornando hacia un acto tecnológico en perjuicio de otros valores clásicos de la relación médico-enfermo”.
Programa Integral de Protección Radiológica de los Pacientes
Según ha señalado el doctor Ginés Madrid, responsable de Asuntos Profesionales de la junta directiva de la SERAM, un Programa Integral de Protección Radiológica de los Pacientes debería actuar, al menos, en tres ámbitos. En primer lugar, “sobre los médicos que prescriben los estudios radiológicos; profesionales de diferentes especialidades que buscan información y ayuda, a través de la imagen, para resolver una duda clínica. Ellos son los que identifican el problema de salud y los que, en primera instancia, deciden sobre la justificación de una prueba radiológica, antes de remitir el paciente al médico radiólogo”.
En segundo lugar, “sobre los médicos radiólogos que, una vez valorada la justificación del estudio solicitado por otros especialistas, deciden acerca de los términos en los que éste se realiza, o por cuál otro se sustituye, en función de las necesidades y condiciones del paciente (optimización). Todo ello previamente a la emisión de un informe radiológico”.
Y en último término, “sobre los usuarios en general que, en este aspecto y desde una perspectiva profana, asisten pasivamente al proceso de prescripción de una prueba radiológica. No solo no preguntan acerca de su pertinencia sino que, a veces, la propician con una actitud de permisividad y fascinación hacia la tecnología, sin detenerse a pensar en sus efectos adversos asociados”.

Fuente: Medicinatv.com



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